A la hora de entender a nuestro hijo, notamos que nos expresamos mejor para que él nos comprenda.
Su comportamiento ha cambiado al ver el cambio en nosotros.
Para hacer frente a las crisis cotidianas, notamos que hemos aumentado nuestra capacidad de tolerancia, paciencia y el manejo del momento crítico ha mejorado logrando que tengan un buen final esas crisis.
Lo que hemos aprendido, requiere de mucha práctica, pero ha sido esencial para crear la base y entender muchas situaciones repetitivas por las que pasábamos y que ahora podemos enfrentar de mejor manera.